lunes, 14 de julio de 2014

Justice

Xavier de Rosnay y Gaspard Augé: Justice
Sin ser la música electrónica mi especialidad, no puedo pretender dar una opinión o un análisis tan bien formado como en las otras entradas que he publicado. Sin embargo creo que nadie nace caminando, y si con el tiempo encuentro análisis mas profundos para explicar la música de Justice, siempre se puede editar la entrada. 
Un momento... ¿Música electrónica? ¿Justice? Así es, no sea prejuicioso mi estimado, que también la puedo disfrutar. Ahora, si además de escuchar Justice me doy el tiempo de escribir sobre ello es que no es cualquier cosa, por que si bien este dueto francés se le puede catalogar como electro, las influencias del rock son bastante fuertes y se puede notar un ambiente oscuro pero a la vez movido.

Opeth

Mikael durante la gira de promoción de Heritage, 2012.
Foto: Travel Japan
A Opeth se le puede definir sólo a través de su historia, desde los elementos en común que se pueden dilucidar desde la primera a la última producción. De otra manera resulta incongruente el estilo que han desarrollado. ¿Cómo puede el Death Metal, Doom Metal, Rock Progresivo, Jazz y Folklore sueco convivir en una misma casa? Bueno... hay que ser Mikael Åkerfeldt para lograrlo, es que Opeth es una banda tan puntual que no se puede comparar a ninguna otra. Ahora, ¿Cómo se hacen presente tantos estilos? Desmontemos  la maquinaria: el Death se manifiesta principalmente en sus primeros discos, mas pesados y rápidos, que por momentos llegaban a lo épico. El Doom aparece en los pasajes sin distorsión y en las letras que versan alegorías poéticas, evocando, por lo general, melancolías sobre los tópicos de la muerte, el dolor y el sufrimiento. El Progresivo se hace evidente en sus constantes cambios de métrica (que pueden llegar a ser explosivas), en el manejo técnico del que hacen gala toda la gama de músicos que han pasado por la agrupación. El Jazz y el Folklore sueco han aparecido mas tardíamente (aunque también se pueden apreciar pinceladas tempranas) en sus últimas producciones (Heritage y el single que se adelantó a Pale Communion), irreconocibles a simple vista del sonido que tenían en un principio. Dicho así parece mas simple ¿no? es que siempre que se desmonta un todo (en este caso Opeth) se suele ver ese todo como algo más simple por que se pasa por alto el cómo se conectan, ahí es donde Mikael hace su magia, así que no hay que negar el crédito que se merece.

Tool

Como se ve, no se creen rockstars.
Danny Carey (batería), Justin Chancellor (bajo),
Maynard Keenan (Voz) y Adam Jones (guitarra)
Me gustan las rarezas, los cambios de paradigma, la mirada lateral y el pensamiento independiente. Y es justamente esa una buena definición del fenómeno Tool. Y digo fenómeno por que resulta tan vacuo intentar definirlos desde dentro de la música como tratar de etiquetarlos dentro de alguna categoría de ésta. Hay mucho más que sólo música aquí. Sin embargo pretendo hacer un acercamiento a rasgos generales, puesto que hay tanta complejidad en esta banda que un análisis integral requeriría de analizar punto por punto desde todos los frentes de la filosofía (estética, lenguaje, metafísica, entre otras) y mi objetivo aquí siempre ha sido el análisis a priori, de introducción. Además Internet ya está medio saturado con los (jejeje) "Profetas de Tool". Es mi deber entonces, en virtud de explicar únicamente la parte musical, omitir cualquier otro análisis profundo. Heme aquí, silenciado por mi mismo: Tool, si he de aventurar etiquetas, está catalogado como Metal Progresivo. ¿Por qué? Es que tienen una manera bastante potente y cruda, visceral de transmitir mensajes, tanto en sus letras como en lo melódico, donde se lucen con el particular manejo de sus instrumentos. Aquí los tempos juegan un papel crucial, junto con la recreación de ambientes mentales un tanto desconcertantes por lo poco explorados (quizás debido a la hipocresía del ser humano con su lado oscuro). Elementos que se ven coronados por el potente registro tenor de M. J. Keenan y sus letras, que han evolucionado de lo personal hacia lo universal. 

Como un espiral.

jueves, 10 de julio de 2014

Yajaira

Yajaira en el Bar Santa Filomena, Santiago 2013.
Foto por J. S. Cossio.
Hace algo así como año atrás descubrí el Stoner, un mundo entero dentro del rock: pasajes caóticos y cíclicos, afinaciones tan bajas que se usan amplificadores de bajo en las guitarras y bajos tan potentes que vaya uno a saber que amplificadores usan, acompañados de ecos de voces que gritan desde planetas lejanos. Tiempo después me enteré que esa experiencia me vino de la mano de Kyuss, quienes se ubican a la cabeza del género, cuales Black Sabbath reinando dentro de los dominios del Stoner. Fui feliz en mi ignoracia con esa revelación musical, hasta que aún mas tarde me enteré que estuvieron activos sólo un par de años (entre 1987 y 1995) y que ahora están petrificados como los héroes de un pequeño intento de movimiento contracultural que declinó con el cambio de siglo. A veces soy un tanto ñoño, así que tengo que admitir que en primer lugar me interesó investigar sobre el Stoner como subcultura desde una perspectiva sociológica en vez de musical, por que si bien Kyuss me había conseguido enganchar, otras bandas dejaban de lado la influencia Punk que ellos tenían.

Alejandro Silva Power Cuarteto

Alejandro en el lanzamiento del disco Dios Eol
30 de Abril de 2002.
Foto: Marco Orellana.
Partamos de lo básico: si bien el nombre de la banda es descripción suficiente y práctica, quiero subrayar que aquellos que relacionen este Power Metal con Sonata Arctica o Rata Blanca están en un abismal error, pues Alejandro Silva Power Cuarteto marca un equilibrio perfectamente medido entre ese Power que pone los pelos de punta, generado por la batería de Gonzalo Muga y su siempre oportuno doble pedal, y el Progresivo tan bien pensado sentido que surge de la óptimamente trabajada Ibanez de Alejandro Silva, quien usa su propia línea de amplificadores (PoS). Es ésta la mezcla que le da la libertad al cuarteto de moverse entre el Metal Neo-Clásico (la versión Power Cuarteto de la Invención 13 de Bach es simplemente, alucinante) y el Progresivo pesado que se luce en los riffs (Black Iron es un puñetazo en la mente). Y como el aliño perfecto para este plato de gourmet, se añaden las muestras de Shredding que nos recalcan el hecho de que nosotros escuchamos desde nuestro plano mortal.